Mitsuya Higa:“Hay una brecha entre nisei y sansei”

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Fecha de publicación: 11/11/2006 12:04:49

Torero, ex director y columnista de Perú Shimpo, analiza a la colectividad nikkei y se confiesa.
Lima - ipcdigital.com/Enrique Higa Sakuda
International Press: ¿Extrañas a la colonia japonesa de tus tiempos? ¿O crees que la colectividad, ahora, también tiene cosas buenas?

Mitsuya Higa: No, yo sí la extraño. La extraño en la cuestión de valores. Pienso que entre los sansei hay muchos elementos que dan a notar que los valores no se han transmitido adecuadamente. Aunque hay bastantes sansei que son casi como nisei, tienen los mismos valores.

IPC: Entonces para ti los sansei no están a la altura de sus padres y abuelos.

MH: No puedo generalizar, pero muchos sí. Por ejemplo, los nisei - como los issei - trabajaban en la institución por la institución nada más, no iban a una institución a sacar partido.

IPC: Trabajaban por amor a la camiseta.

MH: Claro. Y en todo caso iban por renombre, para llegar a ser presidente de tal institución, pero más allá nada. Ahora parece que no. Ahora los sansei dicen: "¿Y qué gano ahí?". Eso no significa que todos. Por eso a mí me parece muy bien el Movimiento de Menores del Estadio La Unión, ellos sí han inculcado valores. Los issei se preocuparon en transmitir valores a los nisei, pero ¿qué sucede entre los nisei y los sansei? Primeramente, los nisei, por la guerra, atravesaron situaciones difíciles, de sacrificio, pero les dan todo a manos llenas a los sansei, como diciendo "yo no quiero que sufran lo que yo sufrí".

IPC: ¿Los sansei han estado muy engreídos?

MH: Prácticamente. Y otra cosa: no les han transmitido los valores conversando. Asumir que por ser sansei ya tienen los valores, no es así, hay que transmitirlos. Y no lo han hecho. Por eso también hay esa diferencia entre nisei y sansei en el sentido de que como les han dado todo, no tienen ese espíritu de sacrificio, de perseverancia. Al contrario, ellos se quejan: "A mí no me dan, cómo le dan al otro". Ahí hay una brecha.

IPC: Para ti la responsabilidad la tienen los nisei por no saber transmitir valores.

MH: Sí, por supuesto. Ahí han fallado los nisei, por verles la carita (a los sansei) y pensar "ellos ya saben". No, no saben. Los valores se transmiten. A través de la palabra, de los gestos, de los hechos. Y eso no ha habido mucho.

IPC: Tú tienes una opinión negativa de los sansei...

MH: No, no, no de todos los sansei. Es que estoy viendo que eso se está extendiendo.

IPC: Entonces eres pesimista con respecto al futuro de la colectividad nikkei, porque los nisei ya se están quedando atrás y los sansei van a tomar el relevo.

MH: Lo que pasa es que esa colectividad de los nisei, como hasta ahora ha habido, es utópico que siga igual. Las cosas van cambiando.
IPC: Tú hablas de mantener los valores, pero eso puede dar la idea de un congelamiento en el tiempo.

MH: De alguna manera.

IPC: Probablemente los de tu generación están pensando en un mundo que ya no existe, y entonces uno se pregunta ¿qué quieren mantener? ¿lo que ya fue?

MH: No solamente ahora. Cuando han ido los (issei) japoneses (a Japón), unos 10, 15 ó 20 años después de la guerra, decían que el Japón antiguo estaba acá (en el Perú).

IPC: Pero cuando los de tu generación hablan de mantener los valores parece que quisieran reproducir el Japón antiguo, que ya no existe, en el Perú de hoy. ¿No te parece desfasado eso? El mundo es otro.

MH: Por supuesto, yo pienso que es desfasado. Yo me he dado cuenta de que el Japón de ahora no es el Japón fuerte de antes. Fuerte espiritualmente. ¿Quiénes son los más fuertes? Los que tienen de 25 a 35, 40 años. Ellos pueden ser generosos con los niños y también con los viejos. Cuando el fuerte es generoso con los dos extremos, es cuando esa sociedad es fuerte. Eso ha sido la sociedad japonesa. Pero ahora no. Ahora hay muchos suicidios de niños. Japón ya no es fuerte espiritualmente porque ya no atiende a los niños. El instinto de conservación de la vida es fuerte, hasta en los niños. Acá tú ves chicos violados, maltratados, que comen basura, pero no se suicidan. En cambio, en Japón lo tienen todo, pero los niños se suicidan, porque ese mundo en el que están viviendo no les gusta. La sociedad japonesa solo es para los jóvenes, para los fuertes. Entonces me parece que es una sociedad egoísta. Desde el punto de vista espiritual está fallando Japón. Es la debacle.

IPC: ¿Y crees que esos valores que hicieron fuerte a Japón todavía se encuentran en ciertos sectores de la colectividad?

MH: Se encuentran, pero también están decayendo.

IPC: Eso es lo que extrañas.

MH: Claro. Pero es una cosa natural. ¿Cómo les voy a pedir a mis hijos que sufran solamente para que fortalezcan su espíritu?

IPC: Pero hay una gran diferencia entre los de tu generación que fueron maltratados y discriminados por ser hijos de japoneses, y los de mi generación, que pudimos ir a colegios privados, estudiar en la universidad.

MH: Claro, todos los de mi generación prácticamente han estudiado en colegios fiscales, en primaria, y la media en las grandes unidades escolares. Y de ahí por supuesto a San Marcos y a la UNI, Católica ni hablar. Pero eso no es malo.

IPC: Claro, eso más bien revela progreso.

MH: Pero los de mi generación - por ejemplo ciclistas como (Teófilo) Toda, boxeadores como (Luis) Minami, toreros como yo - nos metíamos a todo y nos sentíamos capaces de hacerle frente a las cosas. En cambio, ahora no veo eso. Son muy cómodos. El único es Akio (1), si tú lo ves parece nisei. Es perseverante. En la vida para luchar tienes que ser así.

IPC: Pero los sansei no hemos tenido que luchar como los nisei porque ahora las cosas son más fáciles de conseguir. Las circunstancias son otras.

MH: Ortega y Gasset (2) decía: "Uno es uno y su circunstancia". ¿Cómo quieres tú ser igual que yo? No puede ser. Aunque sea tu hermano mellizo, a uno lo meten a un orfelinato, al otro lo llevan donde la tía que tiene plata, son dos mundos diferentes y los dos son diferentes. Y además, ¿qué culpa tienes tú de que las cosas sean más fáciles? Uno es uno y su circunstancia, entonces tengo que ver cuál es la circunstancia ahora, y cómo esa circunstancia está afectando a la persona, sobre todo a los que se están formando. Y lo malo es que los que ya estamos formados queremos que sea como antes, pero no puede ser. Es el devenir del tiempo.

IPC: ¿La viveza criolla está más extendida entre los sansei que entre los nisei?

MH: Ah sí, claro, por supuesto. Y más todavía cuando han convivido con los perujin. Es una cosa bien rara conmigo. Yo vivía en un barrio donde no había nisei, todos mis amigos eran perujin. Yo he estudiado en un colegio donde todos eran perujin. Sin embargo, yo siempre he mantenido los valores nikkei, y eso que no me los imponían.

IPC: Pero tú también eres perujin, tú has nacido en el Perú.

MH: Ah sí, pero en esas cosas tengo que hacer una salvedad. Por ejemplo, por mi circunstancia, por mi mundo, nunca he sentido orgullo de ser peruano. Yo sentía mucho maltrato de los perujin.

IPC: Tú has crecido medio resentido.

MH: Prácticamente. A veces me pregunto si yo me hice torero por eso, por una carga adentro que tenía que sacar, que romper. Cuando vivía en el Callao, en mi barrio no había nihonjin, estaba solo. Yo caminaba por la pared, siempre estaba así (mirando a todos lados, con miedo), porque iba caminando y ¡poc! sentía un cocacho, una patada, alguien te pegaba.

IPC: Solo por ser hijo de japonés.

MH: Sí, por ser nikkei. Estaba toda la efervescencia contra los japoneses y sobre todo en ese tiempo venían las películas...

IPC: Estás hablando de los años de la guerra.

MH: (19)41, 42, 43.

IPC: En las películas de guerra los japoneses siempre eran los malos.

MH: Y salvajes. Fíjate, yo siempre digo cómo es la alienación. Yo mismo miraba las películas y decía "japoneses conchesu..." (risas), no quería ser japonés. Hasta a uno que es japonés lo alienaban, imagínate como era para los otros.

IPC: Alguna vez te orinaron en el cine, ¿no?

MH: Sí, sí, en una película de guerra. Yo entiendo que no era la gente, era la manera en que la prensa y sobre todo las películas la alienaban. Siempre tenía que caminar en guardia. A pesar de eso no guardo resentimiento, pero tampoco es una etapa bonita como para recordar.

IPC: ¿Te sientes más peruano o más japonés? ¿O 50/50?

MH: Más español (3) creo (risas).

IPC: En realidad no te identificas mucho con el Perú ni con Japón.

MH: Yo me adapto en cualquier sitio. Yo no soy de esos que sienten nostalgia. En ningún sitio, ni acá ni en Nihon.

IPC: Pero sí sientes nostalgia de otros tiempos, quizá cuando todo era más puro o estaba menos contaminado.

MH: Ahora que hemos estado hablando de valores, ¿cuáles son los valores? Los valores que el Perú necesita - y toda la colectividad - para que una sociedad sea vivible, son la gratitud, el respeto y la lealtad.

IPC: Pero esos valores no son patrimonio de los nikkei ni de ningún grupo humano en particular.

MH: Lo que pasa es que eso era bien marcado dentro los nikkei, se hacía mucho hincapié. Ahorita mismo he estado viendo en el Estadio La Unión unos carteles: "Respeta a los mayores"; "no hagas lo que no quieres que te hagan".

IPC: ¿Cuál es tu patria?

MH:¿Mi patria? Yo digo que siento por Madrid una cosa que nunca he sentido por ningún sitio. Desde la primera vez. La primera vez que llegué a Madrid sentí que había llegado a mi sitio. Cuando me iba a Valencia, a Sevilla, a otro sitio mucho tiempo, ya quería regresar a Madrid. Y en Madrid yo no tenía familia, no tenía casa, vivía en una pensión. Las veces que he ido a Madrid, siempre he tenido la sensación de que estaba regresando, no yendo.

IPC: En la colectividad te has peleado con medio mundo por muchas cosas que dices y escribes, ¿te sientes un disidente, alguien ajeno, distante?

MH: Yo siempre digo: soy como el lobo estepario.

IPC: Hermann Hesse (4).

MH: Sí. Es mi circunstancia, por la manera en que he vivido, donde he vivido, cómo he vivido.

IPC: ¿Por qué como el lobo estepario?

MH: Yo digo, mis hijas, mis hermanos... Yo soy un huevón que puede vivir solo en cualquier sitio. Yo no tengo nostalgia ni me amedrenta la soledad. Yo puedo vivir en una isla solo y no me pasa nada, no me voy a volver loco. Cuando lo miro bien, pienso que eso es una fortaleza y me doy cuenta de que no todos la tienen. Yo también sufro cosas, decepciones, pero yo las absorbo. Y no me rompen. Eso me hace diferente al resto de la gente. ¿Qué cosa tengo que hacer si así soy? ¿Tengo que hacerme como los demás? No puedo. Simplemente así soy. Lo que yo no quisiera es estar vegetando. Eso sí me jode. ¿Para qué quiero vivir 90, 100 años así (como un vegetal)? No pues. Seguir lúcido.

IPC: Tú eres así pues.

MH: Es una cuestión natural. Por ejemplo, que no haya sentido tanto apego por mi mamá, pero no me lo voy a inventar pues. Simplemente es así. La quiero de una manera diferente.

IPC: Cada uno es como es, ¿no?

MH: Claro, pero lo trágico es que alguna gente quiere ser lo que no es.

(1) Akio Tamashiro, laureado karateka sansei.
(2) José Ortega y Gasset, filósofo español.
(3) Mitsuya Higa viajó a España a principios de los años 60 para hacerse torero. Vivió una década en Madrid.
(4) Autor de "El lobo estepario".

Vía: ipcdigital.com

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