Qué hacer con los incómodos gobernadores

Las matemáticas no fallan y los hechos así lo confirman: ubicado a la zaga de las preferencias electorales y envuelto en actos de corrupción y abuso de autoridad, el PRI parece encaminarse hacia las gradas para ubicarse, únicamente, como un simple espectador en la contienda presidencial.
Más allá de las escaramuzas con sus opositores, el partido tricolor se ha visto obligado a apagar los explosivos sembrados en su propio territorio cuando, en octubre de 2005, Arturo Montiel, entonces candidato presidencial del Tucom, anunció su declinación a la candidatura presidencial en favor de Roberto Madrazo.
Eran tiempos en los que el PRI pretendía cerrar filas en torno al tabasqueño. Así, en una oficina ubicada en Montes Urales (al sur de la Ciudad de México), el ex gobernador del Estado de México trataba de tranquilizar a sus operadores, quienes se oponían a dejarle el camino libre a Madrazo pues sospechaban que éste podía traicionarlos.
"Tranquilos. No se preocupen. Tengo el compromiso firmado de Roberto", decía el mexiquense que presumía de un supuesto pacto con Madrazo en el que éste se comprometía a impulsar la candidatura de Montiel al Senado de la República y de algunos de sus operadores al Congreso de la Unión.
Hoy, el supuesto pacto se ha desactivado y, más aún, Montiel ha pasado a la lista negra de los priistas que, según la nomenclatura de su propio partido, está sepultando las aspiraciones para regresar a Los Pinos.
En el equipo cercano a Madrazo el tema Montiel genera sinsabores. José Alberto Aguilar Iñárritu, operador político del candidato, asegura que las recientes revelaciones de enriquecimiento del ex gobernador provocaron que el PRI perdiera, por lo menos, ocho puntos porcentuales en las tendencias electorales.
Al interior del PRI, la actitud del mexiquense es imperdonable, pues siguen sin entender por qué quiso "montarse" en una candidatura "débil" y, por si fuera poco, acusando a Roberto Madrazo de no tener la capacidad para llevar al PRI a la silla presidencial. "Es un sedicente miembro que ya no tiene importancia política", dice Aguilar Iñárritu.
Por estas razones, el PRI valora qué hacer con Montiel.
La ruta, contada por priistas que pidieron no ser identificados, caminará por dos vías: la primera contempla encajonar al ex gobernador y mantenerlo en el ostracismo, sin ningún margen de maniobra, y, la segunda, expulsarlo del partido, en caso de que surjan más revelaciones en su contra.
Para ejecutar esta segunda opción –que sería alimentada, además, por las serias diferencias que existen entre Madrazo y Montiel– los priistas esperarían el paso de las elecciones locales del próximo 12 de marzo (para elegir diputados locales y ayuntamientos), para no afectar el curso de la jornada electoral local y sus propios amarres rumbo a las elecciones federales.Por lo que toca al caso Mario Marín, el trato es distinto ya que, aunque reconocen la pérdida de simpatías, aseguran que este episodio fue fraguado por el gobierno federal y, por tanto, lo observan como una afrenta. En ese sentido, Aguilar Iñárritu asegura que los gobernadores priistas ya cerraron filas alrededor del gober precioso y buscarán cohesionarse. De esta forma, el madracista adelanta que los priistas se abstendrán de solicitar la renuncia del mandatario poblano y, en cambio, impulsarán con mayor fuerza las pesquisas alrededor de Marta Sahagún y sus hijos. Al respecto, José Fernández Santillán, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Turín, Italia, asegura que "la campaña de Madrazo es todo un fracaso, y no por sus diferencias con sus adversarios, sino por que se ha dedicado a apagar las bombas internas que le han caído encima".

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